sábado, marzo 03, 2007

Atrocidades de japoneses en Segunda Guerra Mundial

Un artículo del periódico Daily Mail, de Londres, describe las atrocidades cometidas por los japoneses en la llamada Unidad 731.

Así como en los campos de concentración nazis, aunque con menos víctimas, los experimentos que se efectuaron fueron sumamente terribles. De 1936 a 1942, fueron asesinados de tres mil a doce mil personas, hombres, mujeres y niños, mediante los métodos más barbáricos que se puedan imaginar.

Eran expuestos a gases o se les daba cargas eléctricas hasta quemarlos; en otros se les quitaban los órganos, o partes del cerebro, mientras estaban vivos, o se abrían en canal mientras daban gritos inimaginables. La gente era metida en cámaras de alta presión hasta que se les salían los ojos, o eran puestos en máquinas centrífugas; a otros se les inyectaba con sífilis, peste bubónica o ántrax para ver sus efectos. Se hacían experimentos con granadas desde varios ángulos para ver los daños. Y otras cosas más de las que ya no quiero seguir escribiendo.

Los resultados de los experimentos iban a ser utilizados para hacer bombardeos con armas químicas a Estados Unidos, lo cual no llegó a aprobarse.

Relata el artículo, que Hamada, uno de los veteranos de los pocos que pudieron describir los actos cometidos, tras la muerte del emperador Hirohito, recuerda haber extraído los órganos infectados a un “madero” (así se les llamaba), aun consciente, con un escalpelo.

“Inserté el escalpelo directamente dentro del cuello y abrí el pecho”, dijo. “Primero hubo un grito terrible, pero la voz pronto se silenció”

Sin embargo estos crímenes no fueron castigados. Shiro Ishi, el director de este proyecto, falleció de cáncer a los 67 años sin recibir juicio. Además, esto se mantuvo en secreto; abogados enviaron pruebas al entonces presidente de Estados Unidos, Truman, pero ya no escuchó hablar más de ello.

Japón al principio negó conocimiento de esta Unidad 731. Ahora, ya que reconoció su existencia, se niega a pedir perdón a China. También muchos de quienes trabajaron ahí continuaron sus prominentes carreras: el comandante de la Unidad 731, Dr. Masaji Kitano, se convirtió en la cabeza de Cruz Verde, alguna vez la compañía farmacéutica más grande de Japón.

Más información en The Daily Mail (en inglés)

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